dijous, 12 de novembre del 2015
The Illusion of Spanish Recovery
Ha sortit la revista en la que està inclòs aquest article meu: "The Illusion of Spanish Recovery". És la revista d'un dels think-tanks dels conservadors europeus a la que m'han demanat de col·laborar, com també ho han fet amb altres economistes tant allunyats com jo dels seus plantejaments ideològics i polítics, com l'italià Alberto Bagnai - autor del bloc Goofynomics- o el francès Jacques Sapir -autor del bloc Russeurope-. Hi he pogut escriure el que m'ha vingut de gust, sense cap limitació, dintre del marc d'un número de la revista que posa en qüestió radicalment l'euro. De fet, amb molts dels que col·laboren a la revista ja hem compartit idees i posicions en el marc de l'European Solidarity Manifesto.
It has been launched the magazine that includes my article: "The Illusion of Spanish Recovery." It is a magazine of a European conservative think tank which have asked for my cooperation, as they have done with other economists which are so far distant as I am from their ideological and political thinking, like the Italian Alberto Bagnai -author of the blog Goofynomics- or the French Jacques Sapir -author of the blog Russeurope-. I have written what I wanted, without any limitation, within the framework of an issue of the magazine that radically challenges the euro. Indeed, many of the collaborators in the magazine are sharing a lot of ideas on the euro in the framework of the European Solidarity Manifesto.
Ha salido la revista en la que está incluido un artículo mío: "The Illusion of Spanish Recovery". Es la revista de uno de los think-tanks de los conservadores europeos en la que se me han pedido colaborar, como también lo han hecho con otros economistas tan alejados como yo de sus planteamientos ideológicos y políticos, como el italiano Alberto Bagnai - autor del blog Goofynomics- o el francés Jacques Sapir -autor del bloque Russeurope-. He podido escribir lo que me ha apetecido, sin limitación, dentro del marco de un número de la revista que pone en cuestión radicalmente el euro. De hecho, con muchos de los que colaboran en la revista ya hemos compartido ideas y posiciones en el marco del European Solidarity Manifesto.
dimecres, 11 de novembre del 2015
¿Es la economía una ciencia?
Esta ha sido una
pregunta recurrente en la historia de la economía y del pensamiento económico.
Si se parte de que la ciencia implica la aplicación de la razón a la búsqueda
del saber, y que se trata de conocer cómo se desarrolla, con qué obstáculos se
encuentra, qué diferencia hay entre conocimiento científico y otros
conocimientos, hasta qué punto son comparables las ciencias duras -física,
química- con otras disciplinas que, de forma tal vez abusiva, también se han
llamado ciencias: las humanísticas y las sociales.
Este es el tema
que siempre nos ha preocupado: ¿hasta qué punto la economía es una ciencia y,
especialmente, comparable a las ciencias que se han llamado duras? John K.
Galbraith lo respondió contundentemente en 1977: "la economía no es una
ciencia exacta". En el siglo XIX, frente al pesimismo de Malthus, Carlyle
habló de la economía como la ciencia triste, una expresión que luego ha sido
utilizada a menudo. Entre los economistas clásicos, Marx concluyó que cualquier
teoría económica o social estaba influida por la ideología y los valores de
quien la proponía. Más tarde, Weber insistió en que si los que estudiaban la
economía o la sociedad querían ser científicos debían dejar de lado los juicios
de valor y la ideología.
Keynes en una
carta a Harrod (1938) le decía que "la economía es esencialmente una
ciencia moral y no una ciencia natural. Es decir, utiliza la introspección y
los juicios de valor". Es más, "la economía es una ciencia que piensa
en términos de modelos y, al mismo tiempo es el arte de elegir los modelos que
son relevantes en el mundo contemporáneo. Está obligada a ser así porque, a
diferencia de las ciencias naturales típicas, los temas a los que se aplica no
son, en muchos aspectos, homogéneos a lo largo del tiempo ". También
Schumpeter en 1948 titulaba "Ciencia e ideología" su discurso en la
reunión anual de la Asociación económica americana donde, a pesar de mostrar su
optimismo relativo sobre la capacidad de los economistas de utilizar los
avances científicos para ir dejando de lado los sesgos ideológicos, concluía
que todo ello "aún nos lleva a la conclusión de que alguna ideología
siempre estará con nosotros".
Para Joan
Robinson que nos ha dejado todo un libro - "Filosofía económica"
(1962) - sobre el tema, "la economía ... ha sido siempre, en parte, un
instrumento de la ideología dominante así como, en parte, un método de
investigación científica ". Apunta que, aunque tal vez sea diferente en lo
que llama las "ciencias respetables", en las investigaciones de los
problemas psicológicos y sociales, la metafísica juega un papel importante. Sin
embargo, para Robinson, tanto si puede ser o no eliminada del conocimiento en
las ciencias sociales, la ideología es indispensable en la acción en la vida
social. Cualquier sistema económico requiere un conjunto de reglas, una
ideología que las justifique, y una conciencia y esfuerzo de los individuos
para cumplirlas y realizarlas. Pero "la gran dificultad de las ciencias
sociales (si es que se las puede llamar así) para aplicar un método científico
es que no se ha establecido todavía una norma acordada para la refutación de
una hipótesis. Sin la posibilidad de hacer experimentos controlados, debemos
confiar en la interpretación de la evidencia, la cual implica un juicio; no
podemos tener nunca una respuesta irrefutable. Y como el sujeto está
necesariamente empapado de sentimientos morales, el juicio va acompañado de prejuicios
".
Las variables
económicas son diferentes de las de las "ciencias duras" por varias
razones: un número muy elevado de variables hace compleja su análisis; es
difícil identificar, aislar y medir muchas de estas variables, a menudo
interrelacionadas de forma complicada; la dimensión histórica de las variables,
que hace que los hechos estudiados no sean permanentes o repetibles como en las
ciencias naturales, dificulta la verificación de las teorías y hace que ciertos
procesos sean acumulativos; la componente humana de las variables puede llevar
a elecciones incoherentes o imprevisibles; las dificultades de hacer
predicciones razonablemente precisas y exactas ha hecho decir que "la
única función de la predicción económica es la de hacer que la astrología
parezca respetable", una frase que se atribuye a Galbraith pero que parece
que antes ya utilizó Ezra Salomon.
Is economics a science?
This has been
a recurring question in the history of economics and of economic thought. If we
start from that the science is based on the application of the reason in the
search of knowledge and that we want to know how it is developed, which are the
constraints it has, which is the difference between scientific knowledge and
other types of knowledge, to what extent are comparable the hard sciences
-Physics, Chemistry- with other disciplines that, in a way perhaps abusive,
have also been called sciences: the humanities and social sciences.
This is the
theme that has always worried us: if economics is a science, especially in
comparison to the sciences that have been called hard sciences. John K.
Galbraith answered it forcefully in 1977: "the economy is not an exact
science." In the nineteenth century, in front of the pessimism of Malthus,
Carlyle spoke of economics as the dismal science, an expression that has been
used often from then. Among the classical economists, Marx concluded that any
economic or social theory was influenced by the ideology and values of those
who proposed it. Later, Weber insisted in that: if people studying economics and
society wanted to be scientific, they had to set aside the judgments of value
and the ideology.
Keynes in a
letter to Harrod (1938) had said that "economics is essentially a moral
science and not a natural science. That is to say, it employs
introspection and judgments of value." What's more, "economics is a
science of thinking in terms of models joined to the art of choosing models
which are relevant to the contemporary world. It is compelled to be this,
because, unlike the typical natural science, the material to which it is
applied is, in too many aspects, not homogeneous through time". Also
Schumpeter in 1948 had entitled "Science and ideology" his speech at
the annual meeting of the American Economic Association, where even showing his
relative optimism about the ability of economists to use scientific advances
for leaving aside ideological biases, he concluded that all this "still leaves us with the result that some ideology will always be with us
and so, I feel convinced, it will".
For Joan
Robinson, who has left us a book - "Economic Philosophy" (1962) - on
the subject, "... economics itself ... has always been partly a vehicle
for the ruling ideology of each period as well as partly a method of scientific
investigation". She notes that, although perhaps it is different in what
she calls the "respectable sciences", in the investigations of
psychological and social problems, metaphysics plays an important role.
However, for Robinson, whether or not it can be removed from the knowledge in
the social sciences, ideology is indispensable in the action in social life.
Any economic system requires a set of rules, an ideology that justifies these
rules, and an awareness and effort of individuals to achieve them and make them
real. But "the great difficulty of social sciences (if you may presume to
call them so) of applying scientific method, is that we have not yet
established an agreed standard for the disproof of an hypothesis. Without the
possibility of controlled experiment, we have to rely on interpretation of the
evidence, and interpretation involves judgment; we can never get a knock-down
answer. But because the subject is necessarily soaked in moral feelings,
judgement is coloured by prejudice".
Economic
variables are different from the ones in the "hard sciences" for
several reasons: a very high number of complex variables to be analysed; it is
difficult to identify, isolate and measure many of these variables often
interrelated in a complicated way; the historical dimension of the facts, which
makes that the variables studied are not permanent and repeatable as in the
natural sciences, makes the verification of theories very difficult and
produces certain cumulative processes; the human component of variables can
lead to inconsistent and unpredictable elections; the difficulties of making
predictions reasonably accurate has made to say that "the only function of
economic forecasting is to make astrology look respectable" attributed to
Galbraith but that it seems it was already used before by Ezra Solomon.
És l'economia una ciència?
Aquesta ha estat una
pregunta recurrent en la història de l'economia i del pensament econòmic. Si es
parteix de que la ciència significa l'aplicació de la raó a la recerca del
saber, i que es tracta de conèixer com es desenvolupa, amb quins entrebancs es
troba, quina diferència hi ha entre coneixement científic i altres coneixements,
fins a quin punt són comparables les ciències
dures -física, química- amb altres disciplines que, de forma potser
abusiva, també s'han anomenat ciències: les humanístiques i les socials.
Aquest és un tema que
sempre ens ha preocupat: fins a quin punt l'economia és una ciència i,
especialment, comparable a les ciències que s'han anomenat dures? John K.
Galbraith ho va respondre contundentment el 1977: "l'economia no és una
ciència exacta". En el segle XIX, davant del pessimisme de Malthus,
Carlyle va parlar de l'economia com la ciència
trista, una expressió que després ha estat utilitzada sovint. Dels
economistes clàssics, Marx va concloure que qualsevol teoria econòmica o social
estava influïda per la ideologia i els valors de qui la proposava. Més tard, Weber
va insistir en que si els que estudiaven l'economia o la societat volien ser
científics havien de deixar de banda els judicis de valor i la ideologia.
Keynes en una carta a
Harrod (1938) li deia que "l'economia és essencialment una ciència moral i no una ciència natural.
És a dir, fa servir la introspecció i els judicis de valor". I encara més,
"l'economia és una ciència que pensa en termes de models i, al mateix
temps és el art de triar els models que són rellevants en el mon contemporani.
Està obligada a ser així perquè, a diferència de les ciències naturals
típiques, els temes als que s'aplica no són, en molts aspectes, homogenis al
llarg del temps". També Schumpeter el 1948 titulava "Ciència i
ideologia" el seu discurs a la reunió anual de l'Associació econòmica
americana on, tot i mostrar el seu optimisme relatiu sobre la capacitat dels
economistes d'utilitzar els avenços científics per anar deixant de banda els
biaixos ideològics, cloïa que tot plegat "encara ens aboca a la conclusió
que alguna ideologia sempre estarà amb nosaltres".
Per a Joan Robinson que ens
ha deixat tot un llibre -"Economic
Philosophy" (1962)- sobre el tema, "l'economia ... ha estat
sempre, en part, un instrument de la ideologia dominant així com, en part, un
mètode d'investigació científica". Apunta que, encara que potser sigui
diferent en el que en diu les "ciències respectables", en les
investigacions dels problemes psicològics i socials, la metafísica hi juga un
paper important. Tanmateix, per a Robinson, tant si pot ser o no eliminada del coneixement
en les ciències socials, la ideologia és indispensable en l'acció en la vida
social. Qualsevol sistema econòmic requereix un conjunt de regles, una
ideologia que les justifiqui, i una consciencia i esforç dels individus per
complir-les i realitzar-les. Però "la gran dificultat de les ciències
socials (si és que se les pot anomenar així) per aplicar un mètode científic és
que no s'ha establert encara una norma acordada per a la refutació d'una
hipòtesis. Sense la possibilitat de fer experiments controlats, hem de confiar
en la interpretació de l'evidència, la qual implica un judici; no podem tenir
mai una resposta irrefutable. I com que el subjecte està necessàriament amarat
de sentiments morals, el judici va acompanyat de prejudicis".
Les variables econòmiques
són diferents de les de les "ciències dures" per diverses raons: un
número molt elevat de variables fa complexa la seva anàlisi; és difícil
identificar, aïllar i mesurar moltes d'aquestes variables, sovint
interrelacionades de forma complicada; la dimensió històrica de les variables
fa que els fets estudiats no siguin permanents o repetibles com a les ciències
naturals, dificulta la verificació de les teories i fa que certs processos siguin
acumulatius; la component humana de les variables pot portar a eleccions
incoherents o imprevisibles; les dificultats de fer prediccions raonablement acurades
i exactes ha fet dir que "la única funció de la predicció econòmica és la
de fer que l'astrologia sembli respectable", que s'atribueix a Galbraith però
sembla que abans ja va utilitzar Ezra Salomon.
dissabte, 7 de novembre del 2015
La reforma constitucional inviable
Una versió reduïda d'aquest post es publica avui en forma d'article a El Punt Avui.
El professor
Javier Pérez Royo ens regala un interessant llibre ("La reformaconstitucional inviable") en el que planteja els orígens, les
característiques i els problemes actuals amb els que es troba la Constitució
espanyola i les seves dificultats, pràcticament insalvables, tant per a la seva
continuïtat com per a la seva reforma.
Pérez Royo
comença amb un parell de preguntes i amb una resposta. Estem davant d'una crisi
del sistema que exigirà la substitució del marc constitucional i legal i del
sistema de partits a través del que s'ha expressat la societat espanyola des de
1977 o només estem davant d'una crisi de gran envergadura però que es pot
resoldre amb retocs puntuals? Estem en un moment en que es necessitarà algun
tipus de nou procés constituent o serà possible fer una simple reforma que no
afecti al nucli essencial de la Constitució? Des del seu punt de vista, són els
fonaments els que han de ser substituïts ja que són els que fan que la
Constitució s'hagi convertit en estèril perquè són els que tanquen el camí de
la reforma i, per tant, de la renovació de la legitimitat democràtica.
A la mort
del dictador no hi va haver ni la força ni la voluntat política suficients per
a fer una ruptura democràtica amb la dictadura. Per tant, la transició a la
democràcia es va fer inevitable, però eren els titulars del poder durant la
dictadura (règim antidemocràtic i anticonstitucional) els que tenien la
iniciativa sobre el tipus de democràcia cap a la que ens dirigiria aquest
procés de transició. Pérez Royo insisteix en que eren ells els que definirien
el marc normatiu per a l'exercici del dret de sufragi del que sortirien unes
Corts Generals que haurien d'acabar fent una Constitució. Serien ells els que
dinamitarien l'edifici de les Lleis Fonamentals de la dictadura amb l'aprovació
de la llei de la Reforma Política però també els que, amb aquesta llei i amb el
DL 20/1977 de Normes Electorals, establirien el bloc normatiu per a exercir el
dret de sufragi de les eleccions de 15/07/77 amb quins resultats naixeria el
sistema de partits que faria la Constitució i que s'ha mantingut bàsicament
inalterat fins avui, durant les deu primeres legislatures constitucionals.
L'autor
considera que la "transició" va ser una operació per assegurar l'èxit
de la restauració de la monarquia. La monarquia tenia una debilitat important:
era la monarquia restaurada pel dictador; necessitava, per tant, la legitimitat
democràtica que només li podien donar unes corts constituents, tot
convertint-la en monarquia parlamentària. Per aconseguir-ho, tant des d'una
perspectiva política com jurídica es va utilitzar com a instrument "la
desviació calculada del principi d'igualtat", és a dir un reconeixement no
ple del principi de legitimació democràtica.
Fa una
referència a que el principi de legitimitat democràtica requereix que l'Estat
tingui el "monopoli de la coacció física legítima" (Max Weber). El
poder en règim de monopoli és una exigència del principi d'igualtat i de la
seva institucionalització mitjançant el dret de participació política a través
de l'exercici del dret de sufragi. La monarquia només és compatible amb l'estat
constitucional quan deixa de ser una institució portadora d'una forma política
amb un principi de legitimitat propi i es converteix en l'encarnació d'un òrgan
d'aquest estat que no té cap poder efectiu. La monarquia ha sobreviscut,
seguint el model anglès, quan s'ha convertit en monarquia parlamentària, és a
dir quan ha acceptat la substitució del principi monàrquic pel principi de
sobirania parlamentaria com a principi de legitimació del poder. En canvi, en
els països europeus en els que la monarquia no es va convertir en monarquia
parlamentaria, els avenços del principi de legitimació democràtica amb
l'extensió del dret de sufragi van acabar portant a la seva substitució per la
república.
Així doncs,
en el moment en que es mor el dictador, el país es trobava davant del dilema de
que la monarquia havia estat restaurada per un règim antidemocràtic i
anticonstitucional però només podia sobreviure en un estat democràtic i
constitucional. La monarquia s'havia restaurat però no com a monarquia
parlamentaria i només podia transformar-s'hi si un parlament escollit per
sufragi universal la definís com a tal a la constitució. Per tant, la
composició del parlament era clau i decisiva per a que la monarquia restaurada
es convertís en monarquia parlamentària i constitucional.
Segons Pérez
royo la Transició va significar, doncs, un canvi de naturalesa, política -es
passava de l'antidemocràcia a la democràcia- i jurídica -es passava de
l'anticonstitucionalidad a la constitucionalidad- , en la fórmula de govern del
país. Es va posar en marxa el procés de definició constitucional de la
monarquia que ja havia estat restaurada per Franco però que necessitava ser una
monarquia parlamentària i per a això requeria la seva validació per unes Corts
Generals escollides per sufragi universal. Però per aconseguir-ho, les Corts
havien de tenir una determinada composició. I això és el que s'aconsegueix amb
la Llei de Reforma Política desenvolupada pel DL 20/1977 (substituït sense
canvis destacables per la LO 5/1985 de Règim Electoral General). Les eleccions
havien de ser lliures, directes i secretes però per garantir uns determinants
resultats electorals -que permetessin legitimar la monarquia- es podia actuar
sobre el principi d'igualtat (major o menor) en l'exercici del dret de sufragi.
Com? amb una "desviació calculada" a partir de separar d'una forma
estadísticament molt significativa el número d'escons de cada circumscripció
electoral del número d'habitants de la mateixa. A cada circumscripció el vot
valia el mateix però el valor dels vots no era igual a les diferents
circumscripcions (a les eleccions de 1977 la mitja estatal per obtenir un escó
va ser de 67.000 electors, però en algunes províncies només se'n necessitaven
24.000 i en altres 91.000). Un sistema electoral que fomentava clarament el
bipartidisme. Aquest va ser el moment decisiu en la transició a la democràcia
amb un bloc normatiu que s'ha mantingut bàsicament immutable fins ara. I que
ara sembla que està entrant en crisi.
L'autor
constata que les Corts constituents no van fer canvis en aquest bloc normatiu,
que definia una determinada composició de les Corts i un sistema electoral que
havien estat establerts per unes Corts antidemocràtiques i anticonstitucionals.
Una cosa realment sorprenent (o no?) que a les Corts Constituents no hi hagués pràcticament
gens de debat sobre aquest tema. De fet, la constitució bipartidsta va ser idea
de la UCD però el PSOE no només la va acceptar i la va fer seva sinó que el seu
grup parlamentari va ser el que va fer la proposta que varen acabar aprovant
les Corts constituents, tot legitimant, per tant, el que inicialment havia
estat una proposta d'un govern no democràtic ni constitucional a unes Corts no
democràtiques ni constitucionals per tal de començar la transició. Es pot dir
que ja aleshores el PSOE va començar el camí que l'ha acabat convertint en un
partit dinàstic, cada cop més dinàstic. El PSOE sabia que no seria el que
trauria més profit del sistema però que es convertia en un dels dos possibles
partits de govern a España. Encara pitjor és el cas del Senat ja que amb el
sistema electoral vigent d'una banda, es reforçava el bipartidisme, facilitava
que els partits amb possibilitats de governar es convertissin en partits dinàstics
(per la debilitat del principi de legitimació democràtica) i, de l'altra, es
tancava la porta a que la descentralització política pogués portar a un estat
federal.
Per anar
concloent, Pérez Royo assenyala que es va privilegiar el territori per sobre de
la població i la província sobre la resta de les entitats territorials. El
territori, que hauria de ser neutral al definir el principi de legitimació
democràtica del poder es va convertir en l'element determinant - en un sentit
limitador en el Congrés i en un sentit clarament antidemocràtic en el Senat-
d'aquesta operació. La Constitució espanyola de 1978 és deficitària i deforme
des d'una perspectiva democràtica. Es va reforçar el bipartidisme i es va tancar la porta a l'estat federal. De
fet, la província i l'estat federal són termes incompatibles perquè la
província no forma part del mon de la democràcia i l'estat federal si. La
província ha estat l'instrument per a "enquadrar" a la població des
de dalt i no perquè aquesta es pogués expressar lliurament des de baix. Les
CCAA varen quedar reduïdes a un apèndix de les províncies en la definició
constitucional de l'estructura de l'estat. La província -que es
constitucionalitza- s'imposa a les CCAA en el rang constitucional. Des d'un
punt de vista territorial, la constitució espanyola és provincial i,
conseqüentment, antifederal. L'Estat de les autonomies no és una "forma
d'estat" com si que ho seria l'estat federal.
En
definitiva, hi va haver transició a la democràcia però a una democràcia (i amb
una constitució) monàrquica, bipartidista i antifederal. La Constitució de 1978
és una constitució "vergonyant": quasi ningú es va atrevir a dir
obertament el que volia ni respecte a la monarquia, ni respecte a la composició
de les Corts i el sistema electoral ni sobre la constitució territorial. Quasi
ningú es va atrevir a dir obertament que les Corts constituents van elevar a la
dignitat de norma constitucional el que havia estat decidit per les Corts del
dictador per abandonar d'una manera controlada les Lleis fonamentals de la
dictadura. Només ho varen posar en qüestió els que varen organitzar-se en
contra de la Constitució de 1978 i, per tant, els que varen acabar votant-t'hi
en contra.
La reflexió
final de Pérez Royo és que sembla que el marc constitucional de 1978 ja no dona
per més. La prevalença del territori sobre la població, la circumscripció
provincial amb un número fixa d'escons i de forma independent a la població, la
fórmula d'Hondt per a l'assignació d'escons, redueixen de forma insuportable la
possibilitat de que la societat espanyola s'expressi políticament tal com és.
La pèrdua de legitimitat es va convertint en pèrdua d'eficàcia. El sistema
polític, i la Constitució, monàrquics, bipartidistes i antifederals semblen
esgotats. És la "desviació calculada" del principi d'igualtat en
l'elecció del Congrés i la "inexistència" d'aquest principi en
l'elecció del Senat el que impedeix que hi pugui haver una reforma de la
constitució. O el Congrés i el Senat reconeixen aquest dèficit de legitimitat
democràtica i el volen corregir (és a dir, o es fan l'harakiri com varen fer
les Corts franquistes) o no hi ha cap mena de possibilitat de reforma i de
renovació. Però, d'altra banda, si no es resol, primer, el problema de la
legitimitat democràtica de l'estat i, segon, el problema territorial, és molt
probable que s'acabi posant en qüestió la mateixa monarquia.
Per tant, un
llibre molt recomanable, sobretot en aquest moment, i especialment aconsellable
pels que encara pensen, crec que equivocadament, que la Constitució espanyola
actual es pot reformar.
Subscriure's a:
Missatges (Atom)